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Las 6 acciones clave en formación técnica que Fondo Equidad fortaleció como buenas prácticas

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Fecha: 
21 Diciembre, 2017

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Autor: 
Denisse Hanna Z.

Son las cinco de la tarde y Sandra Flores Díaz, de 28 años,  ha concluido su jornada de estudios en la carrera de Asistencia Social del Instituto Sayarinapaj (Cochabamba), luego de recoger a sus dos pequeños hijos (2 y 6 años) de la sala cuna que tiene el Instituto donde se quedan todo el día, se dispone a abrir su puesto de venta de ropa en Quillacollo para generar algunos ingresos. Sandra regresa a su hogar a eso de las 10 de la noche, donde preparará la comida para la cena y para el día siguiente,  ya que durante la semana debe levantarse a las cinco de la mañana, y, luego de alistar a sus hijos, asistir nuevamente a su Centro de estudios.  Ella es una mujer sola que, además de hacerse cargo de su familia, busca superarse profesionalmente. Si no fuera por la sala cuna (guardería) que le brinda el Instituto, posiblemente nunca hubiera vuelto a estudiar.  “Los que pensaron en la sala cuna vieron que las mamás o papás, no por tener hijos tienen que dejar de estudiar y cumplir con sus sueños”, expresa.

En Bolivia, buena parte de las mujeres o personas jóvenes abandonan sus estudios por factores  como la maternidad o paternidad, el vivir lejos de los Centros de formación o que estos no cuenten con el equipamiento adecuado, por mencionar algunos. “En educaciónde adultos los índices de abandono o deserción son alrededor del 50% y de nada puede servir tener una buena currícula o generar mayor pertenencia en la formación si no se implementan acciones paralelas para lograr la permanencia y conclusión de las personas en sus procesos formativos”, explica Marco Flores, coordinador de la Fundación FAUTAPO-regional Chuquisaca.

En este contexto, el proyecto Formación técnica profesional de la Cooperación Suiza en Bolivia, a través del Fondo Equidad - ejecutado por el consorcio PROCOSI-CEMSE – llamó a un concurso entre el 2016-2017 con la participación de sus socios (FAUTAPO, Comisión Episcopal y CEMSE) mediante el cual se logró rescatar experiencias destacadas de Centros e Institutos de formación técnica que demostraron ser referentes de acciones en formación técnica. Estas instancias generan condiciones para que mujeres, jóvenes y personas de poblaciones indígenas sean incluidos, permanezcan y egresen de estos espacios de formación técnica con mayores habilidades para ingresar al mundo laboral.  Desde el lanzamiento del concurso, el Fondo destinó alrededor de 2.600.000 de bolivianos a 18 de los Centros e Institutos que participaron. Este monto fue invertido en áreas como infraestructura y equipamiento, compra de insumos, materiales impresos, material de escritorio, gastos de transporte y alimentación para participantes de cursos o talleres. 

¿Cuáles las acciones clave que se apoyaron y deben apoyarse para contribuir a la equidad de género, generacional y de poblaciones indígenas? El Fondo Equidad puso en evidencia algunas pistas que nos señalan las bases de estas buenas prácticas en el ámbito de la formación técnica.  Estas las acciones:

1.- Impulsar valoraciones sobre equidad de género. Para apoyar una participación activa y plena de las mujeres  y hombres en todos los ámbitos de la formación técnica y generar equidad, los Centros de formación técnica transversalizaron este enfoque en todas las fases de capacitación, fortaleciendo valoraciones y comportamientos en la valía de las personas, promoviéndolos como ciudadanos activos, líderes para ejercer sus derechos y proponer soluciones a las problemáticas a las cuales se enfrentan cada día. Docentes y participantes actualmente conocen y valoran las acciones que motivan a practicar la equidad de género.

 

2.- Promover el empoderamiento económico. Los Centros e Institutos de formación técnica generaron espacios para que los(as) estudiantes puedan experimentar y acceder a los mercados locales con productos elaborados en los propios Centros, relacionados a las carreras que se ofertan. También proveen las herramientas que les permiten ser más competitivos e innovadores en los mercados locales. Como resultado, se dinamizó las economías de los Centros y también de los(as) estudiantes emprendedores. Un ejemplo de ello fue el apoyo brindado por el Fondo a  estudiantes del Centro Reymundo Espada Solís (Vallegrande - Santa Cruz) donde las participantes de la carrera de panadería pudieron vender sus productos (panes, empanadas y otros) en una tienda comunal y generar un fondo de ahorro para el grupo de emprendedoras quienes egresarán la siguiente gestión, tanto como bachilleres en humanidades como técnicos medios en panadería, a la par de tener un capital ahorrado para ampliar el emprendimiento que ya crearon.

 

3.- Impulsar guarderías y centros de alimentación. La población adulta que asiste a los Centros de formación técnica en muchos casos tiene responsabilidades familiares y sus recursos económicos son limitados. En este contexto, muchos Centros ofrecen espacios y condiciones adecuadas para que los estudiantes dejen a sus hijos(as) mientras estudian. Otros, con la misma mirada de generar mejores condiciones para los(as) participantes ofrecen el almuerzo para que ellos no tengan que retornar a sus casas, que muchas veces se encuentran en lugares rurales alejados. “La sala nos permite estar más atentos en clases porque si llevaríamos a nuestros niños no podríamos estudiar y nuestros niños están más seguros en la sala cuna”, explica Jeaneth Llanos.

 

4.- Brindar cualificación especializada. Si bien los Centros de formación brindan los conocimientos y prácticas necesarias, en un ámbito específico se hace necesario actualizar y adecuar la currícula en temáticas puntuales para que los(as) participantes accedan a un mundo laboral moderno y bajo nuevas exigencias. Así es que, a demanda de las propias iniciativas de mujeres y estudiantes de Centros de formación técnica, el Fondo Equidad destinó recursos para capacitaciones que permitan conocer nuevas herramientas como el uso de redes sociales, mercadeo de productos, delimitación de costos u otros más puntuales como transformación de cítricos o diseño de joyas. Se puede afirmar, entonces, que la formación técnica es dinámica y requiere de nuevos elementos que hacen a una cualificación especializada.

 

5.- Impulsar emprendimientos y planes de negocios. Como una estrategia para evitar la deserción en Centros de formación técnica e insertar en el mundo laboral a los(as) participantes, dichas instancias generaron capacidades para que se elaboren e implementen planes de negocios de acuerdo a las potencialidades productivas locales. Un ejemplo destacado tuvo lugar en la población Tsimaneen San Borja (Beni), donde los(as) estudiantes elaboraban presupuestos de producción (cuánto iban a invertir en una hectárea de arroz, cuánto iban a ganar, cuánto iban a poder comercializar etc.) y luego de esto ponían en marcha iniciativas conjuntas para vender los productos que cosechan en el ámbito de su formación agropecuaria. El Fondo Equidad potenció esta experiencia con nuevos recursos para nuevas iniciativas en poblaciones indígenas.

 

6.- Promover el acceso a nuevas tecnologías para la innovación. Muchas veces las propuestas formativas no cuentan con el equipamiento o maquinaria adecuados para desarrollar los procesos productivos dentro de determinadas áreas técnicas.  Esto sucedía en el Centro Nino Cullen (Caranavi-La Paz) instancia donde se logró inventar y construir  una máquina para sacar la fibra de la planta cabuya que permitió dinamizar la producción de bolsos y trajes tejidos elaborados con esta fibra. Esta innovación tecnológica sustituyó las rústicas herramientas en las cuales se adecuaba la planta cabuya para convertirla en hilo para costurar las prendas. El Fondo permitió que se diera un salto cualitativo para la elaboración de las prendas hechas con la planta de la cabuya a través de nuevas tecnologías sin dejar de lado los saberes ancestrales que iniciarán nuevas alternativas de negocios para las mujeres participantes de la carrera de costura. Ellas ven como mercado potencial el sector cafetalero de la zona, que actualmente importa bolsas del exterior.

Finalmente, en el marco del trabajo de la Cooperación Suiza en Bolivia se debe resaltar que el enfoque de género, generacional  y de pueblos indígenas es parte del desarrollo que se desea lograr y requiere de acciones y orientaciones prácticas que permitan avanzar en esta ruta. Estas buenas prácticas premiadas por el Fondo Equidad nos dan nuevas luces y un norte de cómo llevar adelante la formación técnica para el beneficio de regiones y vidas que estamos seguros construirán las bases para que hombres y mujeres en toda Bolivia ejerzan ciudadanías más plenas y activas.

Invitamos al lector a apreciar estos aportes sistematizados por Fondo Equidad pinchando en vídeo y sistematización