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“El conocimiento nadie te lo puede quitar”

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Fecha: 
19 Marzo, 2018

Fuente:

Autor: 
Denisse Hanna Z.

En la ciudad de El Alto, Departamento de La Paz, a sus 23 años, Celia Yujra Quispe se dedica a la joyería luego de haber seguido los pasos de su familia y haber estudiado la carrera de metalurgia en la Escuela Industrial Pedro Domingo Murillo.  Asegura que aprender le permitió afirmarse como persona y que “El conocimiento nadie te lo puede quitar”.

Celia explica que el Instituto anteriormente contaba con cursos de joyería de un mes  en el cual se tenía muy poco equipamiento y un espacio inadecuado para aprender.  Aclara que éste era considerado más como un seminario pero que con el financiamiento de la Cooperación Suiza en Bolivia -en las gestiones 2016-2017-, a través del proyecto Formación técnica profesional ejecutado por el consorcio PROCOSI CEMSE, se consiguió recursos para implementar un nuevo taller con mayores ventajas: más prácticas, herramientas, maquinaría para joyería y dos profesionales docentes capacitados, situación que incentivó más a los(as) estudiantes.

Se enteró del taller de joyería luego de haber realizado sus pasantías,  cuando sus amigos le comentaron del nuevo curso era de cuatro meses pero con un cupo limitado para 25 estudiantes. Con un poco de susceptibilidad presentó sus papeles y,  favorablemente, le aceptaron.  “Antes hacía todo al tanteo y no lo hacía bien, pero en estos cursos uno aprende sobre precisión en los cálculos para hacer una pieza, cuánto de plata u otros materiales se necesita y que se debe usar  en  joyería”, explica.

La carrea de metalurgia del Instituto, según cuenta la docente Pamela Flores, tuvo que reorganizarse dado el bajón que tuvo la minería en el país en la gestión 2016 cuando muchos jóvenes no encontraban fuentes laborales en su profesión y se vio la oportunidad de impulsar joyería, una nueva área con mayor demanda en el mercado laboral.  “Las señoras de pollera en Bolivia usan topos y otras joyas que se venden muy bien en el mercado y nosotros sabemos que aquí hay un buen consumo de esto que nuestros estudiantes pueden atender”, expresa Flores.

En un día común Celia se levanta a las 6:30 hace el desayuno con sus padres y hermana menor quien se va a la escuela.  Ella se queda con su mamá preparando el almuerzo o realiza algunos trámites que le encomiendan.  Luego, cuando ya son las 11:30, se va al Instituto a pasar sus clases de joyería que son tres veces por semana ocupándole toda la tarde.  De regreso, por la noche, el tiempo le alcanza para diseñar y producir alguna joya que desea vender sin, por ello,  olvidar que ahora una de sus prioridades es defender su proyecto de grado.

Con respecto a su familia ella recuerda que cuando estaba en sus primeros pasos en la carrera y  llegaba del Instituto con tareas que realizar como diseñar un anillo  fallo muchas veces y tuvo que insistir en lograr una pieza perfecta haciendo y rehaciendo un mismo trabajo incontables veces  y hasta amanecerse. “Mi papá me ha ayudado a pulir las piezas que hacía en mi casa y he aprendido mucho de él y, con mi mamá,  aprendí a vender mis obras porque ella sabe cómo ofrecerlas”, precisa Celia.

En referencia a su actividad económica ella definió tener un taller en su casa y dedicarse al diseño de anillos y cadenas, obras con las cuales ganó experiencia.  Celia revela que se puede vivir de la joyería y que si realiza un anillo con una inversión de Bs. 30 puede venderlo en Bs. 70, monto que le permite recuperar su inversión y esfuerzo que le pone a sus obras de arte.  “En momentos difíciles la joyería me ha ayudado mucho y esto dio de comer a  mi familia”, destaca Celia.

Para Celia en todo esto no hay mucho secreto más que el descubrir que cada quien tiene un talento o varios.  Cuenta que cuando está tranquila y tiene mucha paciencia es que le salen mejor sus piezas de joyería.  “Esto es lo que me gusta hacer y sé que puedo pensar y crear un diseño que está en mi mente”, añade e indica que todos tenemos talentos por descubrir.

Celia se imagina que de aquí a unos años abrirá su propia tienda en su casa y tendrá un taller bien instalado. “Deseo hacer crecer mi taller y también tener un área de abañado de joyas que es lo que el mercado actualmente requiere”, manifiesta  sonriente.

Datos

  • $us 13.000 fueron una contribución de la Cooperación Suiza en Bolivia para el taller de joyería del Instituto.
  • La carrera desea autosustentarse vendiendo las obras que realizan los estudiantes  en ferias locales que a la vez son prácticas para insertarse laboralmente.  Las piezas que se realizan en el taller son creaciones y no copias.
  • En el taller de joyería se impulsó más la participación de mujeres, puesto que en el área de metalurgia generalmente no se las contrata considerándolas “mano débil”, indica la docente Flores.

 

El Instituto mencionado en esta nota es parte del sistema público de educación dependiente del Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia.