El creciente negocio de la uva de mesa en el Chaco

Esta es una región tradicionalmente productora de maíz, soya y maní pero algunos nos lanzamos ,ya en el año 2003, a plantar uvas sin dirección alguna” cuenta Juan Quispe Rueda, presidente de la Asociación quien destaca que hoy  cuentan con dos promociones de gente formada en el área y que esta cualificación de los(as) productores (as)  se logró con fondos de contraparte,  del proyecto de Formación técnica profesional de la Cooperación Suiza en Bolivia, a través de FAUTAPO; a la par de contar con el apoyo del Gobierno Municipal de Yacuiba y la Universidad Juan Misael Saracho, esta última que brindo sus instalaciones.

Las dos promociones asistieron a las capacitaciones presenciales  poco más de un año, dos veces por semana, una los días miércoles de cinco a nueve de la noche en instalaciones de la Universidad y los días sábados en diferentes terrenos denominados parcelas experimentales. 

"Yo soy migrante de Cochabamba y a ojo cerrado viene, en 1975, a dedicarme a la ganadería pero con el tiempo me animé a estar en el rubro de la viña y me metí de cabeza en el rubro … primero con una hectárea y ahora quiero ampliar a diez”, cuenta Mario uno de los miembros de la Asociación quién afirma que “estaba en cero” antes de iniciar los cursos.

Asovid calcula que con toda la producción del país aún no se llega  a cubrir la demanda de consumo de uva de mesa a nivel nacional, razón por la cual es necesario aumentar los cultivos en el Chaco y también buscar, para este objetivo, algunos créditos financieros  o apoyo de otras instituciones, a la par de contribuir a la contratación de mano de obra en los periodos de cosecha.

En referencia a los costos de inversión general de una hectárea de uva en la región, según datos de la Asociación, éstos ascienden entre $us 18.000 a 20.000 con alrededor de 1.200 a 1.600 plantines por hectárea en los que usan riego por goteo o de pozos. “De cada hectárea se puede cosechar entre 16 a 18 toneladas de uva que se venden el Bs. 10 a 15 bolivianos el kilo, dejando buenos réditos a los productores”, declaró el representante de Asovid.

 “Yo empecé con 200 plantas y no pensaba poner más, pero gracias a la enseñanza que tuvimos a través de la Universidad y con el apoyo de  FAUTPO me proyecte a más y ahora cuento con una hectárea más” expresa Yola, también miembro de la Asociación, quien menciona  que el cultivo de la vida tiene resultados luego de los dos a tres años para contar con buenas utilidades.