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El diálogo social, una necesidad para impulsar la formación técnica

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Fecha: 
18 Febrero, 2020

Fuente:

Autor: 
Eliana Arauco

El actual escenario económico, político, social y productivo en Bolivia, otorga una importancia estratégica a la redefinición de políticas de empleo y desarrollo de capacidades para acompañar las metas de elevar los niveles de productividad y competitividad del país, incrementar los procesos de formalización del empleo, así como aportar al crecimiento con equidad y democracia.

La población juvenil, constituye uno de los grupos poblacionales más numerosos en Bolivia, lo que los(as) convierte en la población con mayor potencial de impulsar transformaciones sociales, si se acompañan con políticas públicas pertinentes. La ausencia de oportunidades, la precariedad social y la fragilidad institucional ocasionan  que este grupo poblacional esté permanentemente expuesto a ambientes de violencia y en riesgo de reproducir los ciclos de la pobreza,  marginalidad y  desigualdad. El acceso a empleo digno y desarrollo de capacidades para la vida y el trabajo se encuentran entre las principales necesidades de la población juvenil en Bolivia.

Si bien, en los últimos años,  el país ha logrado avances en la educación productiva y la puesta en marcha de programas de apoyo a la empleabilidad juvenil queda pendiente algunos desafíos como el fortalecer la institucionalidad de los centros de formación del sistema público; otorgar mayor calidad a los procesos de capacitación y  formación para el trabajo, fortalecer los mecanismos que aseguren la pertinencia de los contenidos con las necesidades de los sectores productivos y posterior inserción laboral.

Estos desafíos solo pueden encararse a través de el fortalecimiento del diálogo y corresponsabilidad social de actores privados, articulado a las políticas de reconversión productiva, de facilitación del acceso y permanencia de jóvenes al mercado laboral.

El reto supone superar una visión autorreferente de la formación, o su imposición vertical desde políticas estatales. Un sistema de formación  de calidad, además de recursos humanos y financieros e innovación para hacer frente al creciente cambio tecnológico, requiere de altos niveles de consenso y corresponsabilidad  social. El  establecimiento de mecanismos diálogo y acuerdos entre actores  educativos, productivos y laborales  representa un desafío vital a  encarar.  Los mecanismos de diálogo pueden orientase hacia la identificación de perfiles y competencias requeridas en el mundo laboral, pero también en los apoyos para la actualización tecnológica de los procesos formativos, la concreción de espacios de aprendizaje en empresas (prácticas laborales o pasantías), en el desarrollo de proyectos ocupacionales, en el acompañamiento a egresados(as) de la formación en el proceso de inserción laboral y otros.

Igualmente será necesario impulsar espacios de diálogo que permitan revitalizar un enfoque de gestión participativa y multiactoral de la formación técnica profesional, una gestión que aproveche las capacidades instaladas en las instituciones estatales, en los empleadores y en el conjunto de la sociedad civil para utilizarlas eficientemente al servicio de una mayor empleabilidad e integración ciudadana, principalmente de jóvenes.