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Investigaciones en el Chaco apuestan por una uva con mayor control biológico

Elio Rodríguez y Fabio Quispe son dos profesionales quienes trabajan en la Fundación FAUTAPO, regional Chaco, y son quienes actualmente llevan adelante una novedosa investigación que combina: producción y formación para lograr un mayor control biológico de la uva de mesa en la región de Tatarenda (Yacuiba, Departamento de Tarija).

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Fecha: 
24 Octubre, 2016

Fuente:

Autor: 
Denisse Hanna Z.

 
“Implementamos una estación de monitoreo de plagas que nos permitirá  identificarlas y saber cuál es su clasificación taxonómica”, indica Fabio a tiempo de señalar que este sistema tiene dos partes, la primera una cámara que saca fotos tres veces cada noche y que registra en qué momento aparece la plaga que daña la baya de la uva, a la par de brindar información, transmitida vía internet sobre las condiciones de humedad y temperatura en las que aparecen las plagas que son monitoreadas.  La segunda parte es la que contempla una trampa donde se estima, luego de precisar la especie, se  podrá colocar una feromona que atraiga a esta especie de mariposa y lograr así capturarlas e incidir en disminuir las pérdidas  de cultivos.

Este estudio impulsado por la Fundación FAUTAPO, regional Chaco, en el marco de los procesos de formación con producción y en la parcela del Sr. Edil Ordoñez  Vázquez y su esposa  Angélica Torres, podrían permitir disminuir las pérdida que se dieron en estos cultivos en gestiones pasadas, según cuenta el Sr. Ordoñez.

“En mi terreno estamos viendo que nos conviene, ahora estamos con esta investigación pero también pusimos una malla que puede atajar a pájaros, mariposas, abejas, granizos y otros”, explica Edil Ordoñez quien cuenta que antiguamente se hacia el control de plagas con la maceración de chica como una trampa para atraer principalmente a bichos voladores  y que también se comprobó ser un método con limitaciones.

Elio indica que “se espera ver costos y beneficios en los diferentes métodos de control de plagas que permitan disminuir las pérdidas y asegurar una productividad adecuada a los productores y participantes de los procesos formativos”. 

Los cultivos que tenemos con mi familia, explicó  Ordoñez, cuenta con 670 plantines distribuidos en una parte cubierta y otra descubierta con cinco variedades de uva: victoria (verde y dulce), rosada, moscatel, prima (negra), centenal (sin semilla de fácil manejo y con tres variedades de conducción.

«Pensamos que en esta zona podemos trabajar en cultivos ecológicos sin el uso de materiales que alterarían la esencia de la producción y así sacar un producto de calidad” explica Elio quien complementa que la producción de la zona es tempranera y que está en el mercado en diciembre, una época de alta demanda y buen precio.

El año pasado, recuerda Ordoñez, no tuvo buena producción por factores como los hongos y el cambio climático y desde entonces está trabajando en esta investigación de sus cultivos.  Sin embargo, también indica que vendió 1000 kilos de uva, cada una de ellas a diez bolivianos en Camiri (Departamento de Santa Cruz), cuando  en otro año tuvo el control adecuado de sus cultivos.