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Preparar el futuro de la educación

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Fecha: 
18 Diciembre, 2020

Fuente:

Autor: 
Cecilia Lazarte, directora del proyecto Formación Técnica Profesional

La Covid -19 visibilizó limitaciones, falencias y problemas del sistema educativo boliviano y mundial. Ya la crisis social y política de octubre y noviembre de 2019 impulsó medidas en las unidades educativas privadas para contar o fortalecer sus plataformas tecnológicas.  Con la suspensión de las clases, el 12 de marzo, se dio paso a la educación virtual, aunque muchos sostiene que se trata de “educación remota no virtual”.

La Unesco, en 2015, hizo un llamado para repensar la educación.  En la región, sólo Uruguay estaba reparado para la repentina virtualidad porque contaba con conectividad en escuelas, plataformas y computadoras.  En Bolivia, al igual que gran parte de los países vecinos, apenas se alcanzó a una educación remota de emergencia

Si analizamos el sistema educativo boliviano, lamentablemente no contamos con un currículo educativo, adaptado a una periodicidad.  No hemos sido capaces de desarrollar una propuesta pedagógica que promueva las labores autónomas y el trabajo en equipo de los estudiantes, a la par no contamos con repositorios y paquetes de contenido digital y asesoría por plataformas online. 

Es decir, el sistema educativo, a pesar de los esfuerzos de docentes, directores y padres de familia, no cuenta con estas condiciones básicas para la educación virtual.  Todo esto nos interpela a plantear imperativos: La educación virtual demanda priorización de contenidos; la obsesión de avanzar no significa que los estudiantes estén preparados.  La planificación curricular apunta a la priorización de contenidos, el desarrollo de materiales y secuencias didácticas. 

La educación virtual debe impulsar la autonomía en estudiantes en momentos sincrónicos y asincrónicos.  Significa el desarrollo de políticas que promuevan el acceso a la conectividad y a dispositivos inteligentes.  Implica la capacitación docente en gestión de aula, también, la sensibilización de los padres para apoyar la educación de sus hijos.  Por último, demanda la flexibilidad y complementariedad de modalidad de atención con ello promover otros espacios de interacción para fortalecer sus habilidades socioemocionales.