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Una silla de ruedas autónoma para mejorar la vida
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Cuando las niñas y niños con discapacidad van a sus sesiones de fisioterapia lo hacen con muchas dificultades y hasta heridas por el tiempo que pasan en las sillas de ruedas. Mejorar su estilo de vida es posible, pero requiere de creatividad y buenos conocimientos en electromecánica, algo que dos jóvenes paceños tienen.
Hacer una pasantía en un hospital durante la pandemia por el covid-19 es una opción que muchos estudiantes habían evitado, pero no Jonatan Daniel Pacosillo y Rolando Stefano Tunqui, quienes decidieron terminar su formación en electromecánica en el Hospital Municipal Modelo Corea.
Ambos se formaron en el Instituto Tecnológico Ayacucho (ITA), en la ciudad de La Paz, pero se conocieron recién en la pasantía de aquel hospital que les cambió su forma de ver la vida y la importancia de su trabajo.
Investigación y un trabajo dedicado
“El último mes veíamos a muchos niños que iban a sus fisioterapias. Estaban mucho tiempo sentaditos y por estar así se les hacían llagas en los pies, en la piel. Además, en el hospital nos daban charlas y seminarios, nos capacitaban y viendo esa necesidad de las personas, en especial de los niños, fue que surgió esta idea”, recuerda Rolando.
Los niños y niñas necesitaban una silla que les permita tener una mejor postura al sentarse y que, así, la sangre circule adecuadamente por su cuerpo.
Altura, velocidad de elevación, inclinación adecuada, sujeción del cuerpo, cada uno de estos aspectos son medidos y evaluados medicamente y todo eso fue tomando en cuenta por estos dos jóvenes conmovidos por los pacientes.
Primero crearon un modelo para demostrarles a sus docentes y tutores que el proyecto era viable y que resolvería un serio problema social y económico. Su silla de ruedas automatizada usaba materiales baratos y su costo es bastante accesible.
Ninguna empresa en Bolivia ofrece una silla de ruedas con funciones similares y traer una del exterior eleva demasiado el costo de esta ayuda para las personas con discapacidad o adultos mayores.
Con ganas de comerse el mundo
Luego de tres años de estudio, han dejado los talleres del instituto y se han titulado.
Jonatan, quien decidió estudiar esta carrera luego de ver el trabajo de las empresas internacionales al instalar los teleféricos que surcan el cielo paceño, y Rolando, que se animó cuando trabajó en Chile y vio el amplio espectro de la electromecánica, ahora hacen instalaciones de todo tipo en condominios y empresas.
Creen que el trabajo, aunque haya mermado, nunca les falta. Siempre hay algo que soldar, que instalar, que crear…
“En este instituto Ayacucho he trabajado mucho, me ha ayudado demasiado, no solo en lo doméstico, sino también en lo industrial. Me ha hecho superarme y eso es lo que agradezco”, destaca Jonatan.
Para Rolando, lo que más le ha dado el instituto es la práctica y buenos tutores. “Sin sus consejos, apoyo y enseñanzas, mucho de lo que he podido avanzar no lo hubiese logrado”.
Están seguros de que con todo lo que han aprendido hasta ahora, incluso podrían crear una mejor silla autónoma.
El tiempo mostrará cuánto más serán capaces de innovar.
Si el lector quiere comunicarse con los autores revise este catálogo de innovaciones pinchando en: https://formaciontecnicabolivia.org/sites/default/files/publicaciones/catalogo_vf_para_difusion.pdf
Nota: El Instituto mencionado en la nota es parte del sistema público de formación, dependiente del Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia.