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Los sonidos de alegría de Urubichá

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Fecha: 
17 Octubre, 2016

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Autor: 
Jaime Tapia Portugal (Redacción) Jaime Tapia Portugal, Javier Mamani y Juan Carlos Aguape (Fotografías)

Ahora que sostengo entre mis manos el DVD de una experiencia que marcó de alguna manera mi vida, comienzo a retroceder en el tiempo para rememorar aquella vivencia que dio como resultado el documental “Urubichá: Sonidos de alegría”, que fue creado en el marco de la ejecución del proyecto Formación técnica profesional de la Comisión Episcopal de Educación, con el apoyo de la Cooperación Suiza en Bolivia, mismo que será presentado el 19 de octubre del presente, en la plaza de la población de Urubichá del departamento de Santa Cruz. 

Fue en mayo de 2015 cuando conocí a Juan Carlos Aguape, Rector de Instituto de Formación Coro y Orquesta de Urubichá (IFICOU); aquel mismo día comenzamos a gestar una idea que poco a poco fue tomando sentido, para luego convertirse en una maravillosa realidad: construir un video documental que dé cuenta del proceso de preparación del coro y orquesta, para participar en la misa del Papa Francisco en julio de 2015. 

Seis días antes de la llegada de Francisco a Bolivia, me desplacé desde La Paz, hasta la población de Urubichá, distante a 360 kilómetros al norte de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. A mi llegada a la población me dirigí inmediatamente a la iglesia del pueblo, donde se celebraba la misa dominical, y allí tuve mi primer contacto con un grupo de músicos.

Amaneció el lunes 7 de julio, y como desde hace tres meses, la iglesia se convertiría nuevamente en el espacio de los ensayos intensos, rigurosos y agotadores de los más de 100 músicos que seleccionados en el IFICOU, por su talento y dedicación, para ser actores directos de un momento único en la historia de aquella institución, como fue llegar a interpretar música sacra en aquella eucaristía; puesto que serían vistos y escuchados por cerca de 2 millones de personas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y por otros millones de espectadores en el mundo, a través de los diferentes medios de comunicación y redes sociales. Además, ellos fueron la base de toda la Orquesta Misional, que estuvo compuesta por más de mil músicos de todo el departamento de Santa Cruz.

Comencé a grabar en video, los ensayos en las mañanas y en las tardes, trepado sobre las bancas de la iglesia, unas veces, y otras, desde el piso, registrando la mayor cantidad de imágenes visuales y auditivas de cada uno de los músicos y momento;, como también de los docentes que oficiaban de directores alternos, siempre dando instrucciones en lengua guaraya. En aquel contexto, me sentí verdaderamente privilegiado de ser partícipe de momentos intensos en los aprendizajes de estos músicos que asimilaban, con mucha humildad y ganas de aprender, las enseñanzas y recomendaciones de sus docentes, para perfeccionar su arte.

Me conmovió mucho descubrir la depurada calidad sonora de las voces y de cada uno de los diferentes instrumentos, que se convirtieron en una verdadera sinfonía de músicos constituidos por niños, jóvenes y adultos (varones y mujeres), todos ellos de ascendencia cultural guaraya. Ningún afán protagónico, ni de soberbia se percibía en aquel grupo de músicos. Estaban concentrados en perfeccionar su arte, donde destacaban los violines que son fabricados por los luthiers del propio IFICOU y que responden a los rigurosos estándares internacionales de calidad sonora. Fue muy duro grabar en video aquellos momentos, por la cantidad de horas, la intensidad de los ensayos y los lugares desde donde grabamos.

Durante los momentos de descanso, aproveché de efectuar entrevistas a docentes y participantes, quienes enriquecieron el documental con sus historias de vida.

El día del viaje hacia la ciudad de Santa Cruz de la Sierra fue muy singular porque dos buses llegaron para trasladar a los músicos. Faltaban 10 minutos para las 9:00 de la mañana y cada uno de los músicos comenzó a aparecer por las diferentes calles del pueblo de Urubichá, cargando su instrumento, su atril y en muchos casos sus mamás ayudaban con sus equipajes. Junto con mi compañero trabajo y de viaje, Javier Mamani, escoltamos en la camioneta del Proyecto a ambos buses, durante gran parte del recorrido hacia la ciudad de Santa Cruz. 

Ya en la ciudad, el día previo de la gran cita, en una jornada de más de 10 horas, los músicos de Urubichá tuvieron el ensayo general, con los más de mil músicos en ambientes de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, hasta lograr un ensamble perfecto y terminar todos profundamente agotados.

El día de la misa con el Papa Francisco al amanecer, los músicos llegaron caminando y cargando sus instrumentos, durante una cantidad considerable de calles, hasta su espacio destinado para irradiar la música que había sido trabajada durante los últimos tres meses.

No pude alcanzar a obtener un pase para estar junto a ellos durante la misa; sin embargo, aquella música que emanaba era el resultado digno de un proceso educativo muy cuidadoso.

Finalizada la eucaristía y después de almuerzo todos ellos, retornaron a sus hogares, seguramente con sus corazones llenos de historias para compartir a sus familias; donde seguramente, me imagino, fueron recibidos con fuertes abrazos y besos del deber cumplido.

Puedo afirmar que he sido testigo de un momento memorable y con ese pensamiento volví a La Paz, con la idea de construir un documental que tenga como protagonistas a ellos mismos. No sabía bien el resultado que alcanzaría, pero cuando comencé a ver algunas escenas, presentí que algo importante iba a nacer.

Edgar Apaza, el editor del video, tuvo la exhaustiva tarea de ver incontables veces todo el paquete de registros. Varios meses transcurrieron, entre reuniones y revisiones y sabíamos con él que faltaba algo importante: imágenes de la vida cotidiana en el IFICOU, donde los músicos estén pasando clases. Transcurrió un poco más de un año y retorné a Urubichá a efectuar las últimas imágenes pendientes. Descubrí que varios de los músicos ya habían crecido…

Por eso, esta historia resumida en 45 minutos, me permitirá cerrar el ciclo devolviendo la información que me proporcionó el pueblo de Urubichá.