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Construyendo sueños y aprendizajes en el Instituto Tecnológico “Sayarinapaj” de Cochabamba

Nacida en la provincia Warnes del departamento de Santa Cruz, Sigmy Dayana Tomicha Mercado, participante de la Carrera de Gastronomía en el Instituto Tecnológico “Sayarinapaj” en la Comunidad Bella Vista del Municipio de Quillacollo, Cochabamba; quien, además, cultiva el arte de la pintura. Estas dos actividades fueron motivo de una conversación con ella, donde nos compartió su historia de vida que puede constituirse en una motivación para otras personas, desde su condición de migrante del oriente hacia la región de los valles en Bolivia.

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Fecha: 
8 Diciembre, 2017

Fuente:

Autor: 
Jaime Tapia Portugal

Un mural para soñar

Sigmy es coautora de un mural que adorna el internado del Instituto Tecnológico “Sayarinapaj”, donde se puede apreciar a una mujer joven en un columpio que sirve de inspiración al resto de las participantes. Tanto el diseño como el dibujo fueron desarrollados por ella y un voluntario de Luxemburgo, como resultado de una reflexión previa acerca de lo que buscaban comunicar en aquel muro de ladrillos.
 

Como ella indica, que a modo de distracción decidieron hacer el dibujo de la niña en el columpio en estado pensativo, libre y relajada. “El hecho de que seamos jóvenes, no significa que dejemos las cosas de la infancia. Ello nos permite recordar, a modo de relajarnos, y de darnos un momento para nosotros mismos. Elegimos una chica, porque pensamos que la mayoría de las muchachas se identificarán con la imagen, puesto que somos alrededor de entre 12 a 13 por cada dormitorio. Por suerte, a ellas les gustó y motivó ver una pintura”.

El columpio tiene mucha simbología porque permite recordar la infancia y momentos de plena libertad en la vida de una persona, porque se puede volar sin alas. De esta manera, se dio vida y sentido a un muro de ladrillos en “Sayarinapaj”. 
 

Ganando experiencia en gastronomía

Sigmy nos narra en primera persona su vivencia: “Estoy en el segundo año de la Carrera de Gastronomía y la verdad es que al principio le tenía miedo a la carrera, porque comencé con dudas. Pero cuando estamos en las clases los propios docentes nos van incentivando a seguir y nos motivan a superarnos; y cuando hacemos bien las cosas, nos indican que siempre podemos hacerlo mejor.
 

Los docentes nos hicieron notar a todos que estábamos en una idea errónea al ingresar a gastronomía, porque simplemente pensábamos que es cocinar y listo; sin embargo, no es así, porque aprendemos temas del campo social y de historia, referida a los platos y sus orígenes, para entender cómo es que nació la gastronomía boliviana. A partir de ello, podemos ver las diferentes zonas culturales y la riqueza de otros países. Esta actividad es bastante creativa y relajante para mí, puesto que se viven diversas cosas tanto con los propios compañeros, como con los docentes.

Cuando llegué aquí experimenté un cambio rotundo, porque es otra gente, otro ambiente y otra comida inclusive; pero cuando uno tiene ganas de aprender, se acostumbra a todo, porque el ser humano debe aprender a convivir con todo tipo de personas. Este es un lugar bastante lindo y las personas te integran a la sociedad, luego de un tiempo”, finalizó afirmando.

Esta historia de vida refleja una parte fundamental del trabajo realizado por el Proyecto Formación técnica profesional de la Comisión Episcopal de Educación, puesto que comparte los sueños y luchas de las mujeres que van construyendo procesos de equidad con los varones.

Les invitamos a apreciar el video de esta historia de vida en el siguiente enlace: VIDEO