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Bolivia y el reto de las energías renovables: el rol de la formación técnica
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Bolivia enfrenta el reto de incorporar energías renovables debido a su alta dependencia de combustibles fósiles. Según el experto Marcelo Gorriti, el 70% de la generación eléctrica del país se basa en termoeléctricas alimentadas por gas natural, mientras que las fuentes renovables, como la energía eólica e hidroeléctrica, representan apenas el 5%. A pesar de estos desafíos, ya se observan avances con la implementación de parques eólicos e hidroeléctricos.
“El mercado de insumos para energía solar, como paneles y equipos de conexión, todavía es incipiente en Bolivia. Los precios son altos y el acceso es limitado, lo que dificulta su adopción masiva”, explica Gorriti. Sin embargo, destaca que el país cuenta con normativa que permite la autogeneración y conexión al sistema eléctrico nacional, aunque es necesario fortalecer la capacitación y la sensibilización para fomentar su aprovechamiento.
En este escenario, la movilidad eléctrica y las energías renovables se presentan como áreas estratégicas para avanzar hacia un desarrollo sostenible. Diego Cisneros, especialista en movilidad eléctrica, enfatiza: “Estas áreas requieren una infraestructura técnica robusta. Desde la mecánica hasta la electricidad industrial, cada disciplina contribuye a sostener estos sistemas. Formar técnicos especializados es vital para integrar tecnologías limpias y gestionar eficientemente los recursos”.
La formación técnica como motor de cambio
Los institutos de formación técnica tienen un papel clave en esta transición energética. Según Gorriti, es fundamental capacitar a docentes y estudiantes en áreas como instalación de paneles solares, manejo de tecnologías limpias y gestión de residuos. “Los docentes deben contar con conocimientos actualizados que les permitan formar a estudiantes con competencias verdes, preparándolos para responder a las demandas del mercado laboral”, señala.
Cisneros refuerza esta visión al mencionar el impacto de la reciente capacitación a 200 docentes de seis institutos tecnológicos en Santa Cruz, La Paz y Potosí que son parte del proyecto Formación en competencias verdes que ejecuta Swisscotnact. “Estos formadores serán clave para preparar a técnicos especializados en energías renovables, movilidad eléctrica y gestión de residuos sólidos, fortaleciendo la oferta educativa de los institutos y contribuyendo al desarrollo sostenible del país”, destaca.
Además de las áreas técnicas tradicionales, como electromecánica, electricidad industrial y mecánica automotriz, sectores como la gastronomía también podrían integrar estas competencias a través de la gestión de residuos orgánicos y la generación de biogás.
La capacitación impartida por los expertos en los institutos mencionados forma parte del proyecto Formación en Competencias Verdes, una iniciativa financiada por el Servicio de Liechtenstein para el Desarrollo (LED) y ejecutada por Swisscontact.
Desafíos y oportunidades
Según Gorriti, el principal desafío para el avance de las energías renovables en Bolivia radica en el financiamiento para adquirir equipos y materiales que permitan una formación práctica adecuada. Si bien la cooperación internacional ha sido crucial en la implementación de proyectos piloto, el compromiso del sector público y privado es esencial para garantizar su sostenibilidad.
La sensibilización también juega un rol estratégico. “Es fundamental trabajar en la conciencia ambiental desde las aulas y las comunidades, promoviendo hábitos como el reciclaje y el uso eficiente de los recursos”, sostiene Gorriti. En este contexto, el Ministerio de Educación debe liderar la integración de contenidos sobre energías limpias en la formación técnica.
Propuestas para el futuro
Ambos expertos coinciden en la importancia de fortalecer la formación técnica en Bolivia. Gorriti recomienda a los institutos buscar incentivos y programas que permitan la capacitación continua de sus docentes y la adquisición de equipamiento especializado. Asimismo, sugiere establecer alianzas con el sector privado para facilitar pasantías y prácticas en proyectos de energías renovables.
Por su parte, Cisneros resalta que la formación técnica no solo responde a una necesidad local, sino que posiciona al país como un actor clave en el contexto global de transición energética. “El potencial está ahí, pero es necesario aprovecharlo mediante un impulso sostenido a la formación técnica, el acceso a tecnología y el desarrollo de competencias verdes”, concluye Gorriti.