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Viejas prácticas, nuevos escenarios

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Fecha: 
9 Noviembre, 2017

Fuente:

Autor: 
Eliana Gallardo Paz

El reporte 2013 Development Cooperation: Ending Poverty de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirma que en la actualidad, 1,2 billones de personas en el mundo  son pobres. Todos los esfuerzos desplegados por los países no han sido suficientes para erradicar la pobreza en el mundo. Es este un problema multidimensional, se afirma, e impacta en la economía de todos los países.

Los esfuerzos de la cooperación internacional para el desarrollo, por tanto, tienen como propósito fundamental la erradicación de la pobreza, objetivo que se asienta hoy en un orden internacional que exige soberanía e independencia de los Estados. La cooperación se enfrenta a nuevos conceptos sobre la pobreza y el bienestar que han planteado los países que proporcionan la ayuda y ante la necesidad de aportar a cambios que implican erradicar prácticas discriminatorias en las sociedades y sus instituciones, así como un injusto reparto de la riqueza y el poder que frenan un desarrollo en equidad.

Los cambios en el status país (Bolivia paso a ser reconocido como un país de ingreso medio-bajo) han impactado en decisiones de la cooperación internacional y en sus políticas de focalización, así como en la agenda de opciones de financiamiento del propio país.

La posición del Estado boliviano hace hincapié en la autonomía de la elección frente a los condicionamientos del financiamiento. Esto se puede apreciar, por ejemplo, en la opción por créditos de los organismos multilaterales y una disminución de los acuerdos y donaciones bilaterales.
Esto demuestra parcialmente la nueva estrategia de financiamiento del gobierno central unido al tránsito hacia concepciones más integradoras y horizontales del desarrollo y la ayuda, bajo los cuales trabajó la cooperación internacional en los últimos 10 años, como el de “efectividad de la ayuda” que ahora se entiende como “efectividad del desarrollo”, exigiendo un diálogo de iguales, más horizontal, entre los gobiernos y la cooperación.

Sin embargo, aún es temprano para evidenciar los impactos de estas modificaciones. Habrá que esperar evaluar la nueva estrategia de financiamiento país, repesar de qué manera la cooperación en Bolivia se alinea a este nuevo paradigma, y se redefine un nuevo modelo, coherente con los desafíos que esta propuesta implica y con los conceptos de desarrollo que se manejaron hasta el momento, incorporando además nuevos paradigmas sobre lo que se entiende por pobreza y el vivir bien.

En este contexto, el derecho a un empleo digno y a la profesionalización de las personas a lo largo de su vida, constituyen deudas pendientes con las que los países se comprometieron, suscribiendo diferentes convenios y recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo OIT, como la recomendación actualizada sobre el desarrollo de los recursos humanos: educación, formación y aprendizaje permanente adoptada en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2004.

En este escenario, la formación técnica profesional juega un rol fundamental en el logro de un desarrollo social equitativo; es clave para conseguir un empleo digno, si se reconoce su potencial como espacio de encuentro entre el mundo productivo y educativo.

En este sentido, la formación de las personas plantea un desafío no sólo a las agencias internacionales de ayuda, sino a las políticas de cooperación del Estado, a las prioridades que éste determina y lo que se espera respecto al apoyo externo. Hasta el momento, las prioridades en educación dejaron de lado a la formación técnica y a los institutos superiores dependientes de la red del Estado, que sobrevivieron sobre todo por la voluntad de algunas personas e instituciones que han hecho de ellos su proyecto de trabajo y vida. Estas instituciones recibieron apoyo de la cooperación en la década de los 80 y 90, sobre todo para el equipamiento de talleres. Es sorprendente que estos equipos todavía sobreviven a las exigencias de la tecnología y a los cambios en el mercado.

La implementación de la Ley 070, que define como objetivo el de potenciar las capacidades productivas de la población boliviana a partir del desarrollo de “capacidades, habilidades y destrezas humanas creativas, así como de complejos productivos y tecnologías adecuadas”, para su incorporación al sector productivo y el desarrollo de emprendimientos comunitarios, exige de esfuerzos compartidos y estrategias de largo plazo.

Un panorama del aporte internacional a la formación técnica actual

Actualmente, las agencias bilaterales y multilaterales activas en educación técnica son pocas. Tradicionalmente las propuestas más importantes y visibles apoyaron proyectos específicos que no tuvieron un impacto real en la transformación de esta área, que se caracteriza por la fragmentación de su oferta en tres subsistemas: regular, alternativa y superior.

El aporte de la cooperación internacional a la formación técnica se puede caracterizar como marginal: los esfuerzos se definen por su dispersión, falta de articulación y armonización entre proyectos, y ausencia de estrategias de apoyo entre las agencias. La modalidad de apoyo adoptada por las agencias de cooperación al sector educación fue la canasta de fondos que funcionará hasta fines del 2015. Según datos consignados en el informe de gestión 2013 del Ministerio de Educación, de los Bs. 60,5 millones que aportó la cooperación internacional a través de la canasta, 3,5 millones se destinaron a la educación productiva comunitaria. No existe información sobre el tipo de aportes por área específica, lo que dificulta un análisis preciso.

Según datos de la Dirección General de Educación Superior Técnica, Tecnológica Lingüística y Artística, el Ministerio invirtió desde el año 2006 cerca de Bs. 50 millones en equipamiento para Institutos de Educación Técnica Superior. La información sobre fuentes de financiamiento reporta solamente datos desde 2012. Entre los años 2006 y 2012 el Ministerio invirtió Bs. 49.917.272 en Institutos de Educación Técnica Superior, de este monto total, solamente Bs. 9.747.036 se identifican como recursos de la Canasta de Fondos. (DGESTTLA 2015).

Paralelamente, la cooperación internacional ha aportado en los últimos 10 años a instituciones educativas sin fines de lucro, como la Fundación fautapo, la Conferencia Episcopal de Bolivia, el Centro Gregoria Apaza y el INFOCAL, entre los más importantes. El aporte más significativo, en cuanto a montos e impacto logrado, es el apoyo de las oficinas de cooperación de Holanda, Suecia y Suiza. Si bien la Embajada de Holanda cerro en el año 2013 y la Embajada de Suecia se  encuentra en proceso de cierre del apoyo ambas financiaron proyectos de educación técnica a FAUTAPO, sobre todo en la organización del sistema de certificación de competencias que fue transferido al Ministerio de Educación una vez se concluyó la etapa piloto, se desarrolló la estructura del sistema y se consolidaron las metodologías de identificación de competencias y certificación. El sistema fue creado por Decreto en el año 2010.

Otra institución que aporta en la definición de modelos de formación técnica con apoyo de la cooperación internacional, es la Conferencia Episcopal que trabaja principalmente en el subsistema de educación alternativa a través de los Centros de Educación Alternativa.

Desafíos para la ayuda

El gobierno actual ha modificado los parámetros del diálogo con la cooperación; eso exige una ruptura de las viejas prácticas y supone un desafío para adecuarse y alinearse a las políticas del Estado plurinacional. En este escenario, los retos no son sólo para la cooperación sino también para el Estado, ya que es claro que no basta el discurso ni la norma, sino una política de focalización en la educación productiva que se refleje en el presupuesto del sector, así como el fortalecimiento y desarrollo de capacidades en las instancias encargadas, para elaborar propuestas concretas determinando necesidades claras y rutas a seguir.

Es necesario, sin duda, el desarrollo de competencias de gestión en todos los niveles del sistema educativo nacional, en el entendido que éstas no se efectivizan en plazos cortos, ya que requieren de aprendizaje compartido y compromisos de todos los actores institucionales y sociales a largo plazo.

Paralelamente, es necesaria una reflexión conjunta con la participación de todos los actores respecto al rol que puede cumplir la formación profesional técnica en el desarrollo económico local y nacional, sobre todo en el marco de los procesos autonómicos y en las nuevas responsabilidades que recientemente asumieron las gobernaciones. La promoción de la participación del Estado, de los empleadores y de los trabajadores es vital para que se garanticen las condiciones necesarias para el fortaleciendo de los sistemas de formación técnica.

Si bien en primera instancia es responsabilidad del Estado el fortalecimiento de la formación técnica para responder a los nuevos marcos normativos (esto requiere de articulaciones internas entre áreas y niveles; entre la educación formal, la alternativa y superior) es también responsabilidad de las agencias de cooperación posicionar este tema en el diálogo con el Estado boliviano, recuperar experiencias y cumplir con los mandatos establecidos en los diversos convenios internacionales que han firmado sus países.

Los desafíos que tiene la cooperación en el sector exigen la atención a la necesidad de transitar de una modalidad tradicional de la ayuda, a una que responda a la demanda del Estado, que supone formulación de planes, estrategias e instrumentos adecuados a la formación técnica.

En segundo lugar, supone una reflexión crítica sobre su aporte a la educación productiva, a la capacidad para recuperar aprendizajes sobre todo respecto a la sostenibilidad, la equidad de género, responsabilidad ambiental y a la necesidad de desarrollar capacidades locales de institucionales de gestión en las contrapartes.

En este marco, es fundamental el reconocimiento que la formación es un espacio privilegiado para la articulación de lo público con lo privado, entendiendo que lo privado también y principalmente refiere a los colectivos organizados y a las personas que buscan en la formación técnica una opción de profesionalización.

Para apuntar a este objetivo es necesario que la agenda de desarrollo reconozca la importancia de las políticas y programas dirigidos a fortalecer las instituciones de formación técnica, su infraestructura, el acceso a tecnologías de información y comunicación, la formación de formadores y docentes, la incorporación de mecanismos de igualdad de género, la orientación ocupacional y el fortalecimiento de la gestión institucional.

El desarrollo de una mayor cantidad de espacios de reflexión y de capacitación entre instituciones del Estado, entre el ámbito educativo y el laboral, puede ser garantía de la soberanía de un Estado consciente de sus debilidades y potencialidades y permitirá una mayor capacidad de enfrentar los retos con solvencia.

El desafío mayor radica en la capacidad de modificar las relaciones entre Estado y cooperación, sobre todo en la adopción de una visión integral sobre el desarrollo, donde la formación profesional técnica sea reconocida como un instrumento fundamental que contribuye al diálogo entre sectores. Una visión que rompa con viejas prácticas y apueste por un pacto consensuado y respetuoso de las decisiones que asume cada Estado.

Aporte actual de la cooperación internacional al gobierno de Bolivia

Entre los proyectos más importantes identificados, se encuentra un crédito del BID, acordado en el año 2011, que es parte de la estrategia de país 2011-  2015. Este apoyo se dirige a apoyar a la educación formal específicamente a la educación productiva en la secundaria técnico-humanistica, para lo que se suscribió un convenio de crédito por US$ 40 millones, de los cuales US$ 8 millones se destinarán al fondo para operaciones especiales para la educación regular y a un programa de formación de maestros en 55 municipios.

Canadá ha establecido tres áreas fundamentales del apoyo, entre las que se encuentra: el desarrollo económico sostenible que incluye temas transversales como la sostenibilidad ambiental, equidad entre hombres y mujeres y la gobernanza. Actualmente el proyecto Educación para el Empleo, EPE Bolivia, constituye uno de los más importantes en la cartera de proyectos que apoyan al sector. El proyecto se dirige a desarrollar un modelo de formación técnica innovador y pertinente a las demandas de los sectores productivos y las personas, sobre todo jóvenes. El apoyo al fortalecimiento de la gestión a siete institutos públicos, pretende aportar al desarrollo de un modelo de formación replicable que aporte a la ejecución de la Ley 070 y jerarquice a la formación técnica como una opción de profesionalización, sobre la base de la cualificación de la oferta y su articulación con el mundo del trabajo desde un enfoque de igualdad de género y respeto a la madre tierra.

La Agencia Española de Cooperación (AECID) cuenta con distintos tratados, acuerdos y convenios suscritos con el Estado plurinacional de Bolivia, que involucran a una cantidad importante de organizaciones no gubernamentales para el desarrollo, así como el programa de conversión de deuda de 2003.

Entre los sectores que prioriza se encuentran actividades territoriales entre las que se halla la educación: el apoyo incluye el programa de Fortalecimiento de Educación Superior (COUNIT) que otorga becas para estudios de postgrado, el programa iberoamericano de formación técnica especializada (PIFTE) y, en el marco de intercambio de deuda, un proyecto de infraestructura para la construcción de centros de formación técnica y tecnológica.

La Cooperación Suiza en Bolivia lleva a cabo acciones de apoyo al gobierno de Bolivia a través del Convenio de Cooperación Técnica y Científica suscrito el año 1973 y ratificado en 1975. En el año 2013 Suiza presenta su nueva estrategia de cooperación 2013-2016, en la cual se prioriza el empleo e ingresos y al que se destina cerca del 30% de los recursos que dispone. Su programa de Formación Profesional Técnica es uno de los más importantes aportes a instituciones de formación en el país.

 

Este artículo fue elaborado en  en el marco de la revista de la Cooperación Suiza en Bolivia " Formación técnica profesional: Oportunidades para el futuro"  que se presentó en junio 2015 en un evento público.